Espacio por un Comercio Justo: una visión global y desde abajo
Esther Vivas | Diagonal
Desde hace tiempo, el movimiento por un comercio justo ha dejado de ser un movimiento monolítico. Su evolución y crecimiento ha generado debates, polémicas y distintos posicionamientos que han conducido a la definición de distintas sensibilidades acerca de qué se entiende por comercio justo.
Las organizaciones que cuentan con una visión global del comercio justo, que va des del productor al consumidor final teniendo en cuenta a todos los actores que participan en la cadena comercial, constituyeron formalmente en el año 2006 el Espacio por un Comercio Justo. Un marco de trabajo que agrupa a tiendas, importadoras, distribuidoras y ONG’s que apuestan por un comercio justo transformador y desde abajo y que se oponen a la certificación de sus productos (sello FLO) y su venta en grandes superficies y denuncian el uso que se está haciendo del comercio justo por parte de la industria agroalimentaria y de la gran distribución comercial como instrumento de márqueting y de limpieza de imagen.
Siguiendo su plan de trabajo, las organizaciones del Espacio por un Comercio Justo celebraron del 22 al 24 de junio en Cabárceno (Cantabria) un encuentro con el objetivo de profundizar en la coordinación de sus organizaciones, debatir acerca de qué estrategia tomar frente al creciente impacto de los supermercados y el cómo posicionarse respecto a la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de las empresas.
Tiendas, importadoras y distribuidoras como Picu Rabicu y Arcu la Vieya de Asutrias, Xarxa de Consum Solidari de Catalunya, Panxea de Galicia, Sodepaz, Espanica y la Ceiba de Madrid, Aigua Clara del País Valencià, GIRA de Santander, Elkartruke del País Vasco y Sodepaz de La Rioja participaron en el encuentro.
Uno de los temas centrales de la reunión fue el debate acerca de la RSC, utilizada de forma creciente por parte de la empresa privada como instrumento de márqueting empresarial. La RSC es una estrategia de cooptación de términos como solidaridad, sostenibilidad, integración social… de la que el comercio justo tampoco escapa y que tiene como objetivo justificar prácticas empresariales totalmente insolidarias, insostenibles, no integradoras y comercialmente injustas. ¿Qué sentido tiene que el BBVA, Repsol, Unión Fenosa, Telefónica… hablen de RSC? ¿O que Carrefour, Mercadona, Nestlé, Starbucks… vendan productos de comercio justo?
Otro de los temas de debate fue el cómo apostar desde la tiendas por productos coherentes tanto de comercio justo Norte-Sur como Norte-Norte, que tengan en cuenta la soberanía alimentaria de los pueblos y que no estén certificados por FLO. Las organizaciones del Espacio por un Comercio Justo denuncian la certificación FLO al considerar que ésta sólo sirve a los intereses de las grandes multinacionales como Nestlé, Procter & Gamble, Chiquita… quienes utilizan el sello para sacar productos propios certificados con el objetivo de justificar sus prácticas totalmente injustas. Un sello FLO que sólo tiene en cuenta las condiciones de producción en origen y que no considera a otros actores de la cadena comercial como transformadores y puntos de venta defendiendo, así, la venta de estos productos en grandes superficies y supermercados.
Cuando en el año 2004, distintas organizaciones de comercio justo (Setem, Intermón Oxfam, Ideas, Alternativa 3) acordaron lanzar la certificación FLO en el Estado español, con el visto bueno de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (quien aprobó tan polémica decisión por tan sólo 10 votos a favor, 7 en contra, 3 abstenciones), varias organizaciones críticas con esta iniciativa decidieron impulsar el Espacio por un Comercio Justo. Se trataba de un espacio de trabajo con una alta afinidad política que defendía una visión global y desde abajo del comercio justo, que se oponía a la certificación de sus productos, a su venta en supermercados… y que promovía un comercio justo vinculado a la soberanía alimentaria y que trabajaba con movimientos sociales alternativos y de base.
Publicado en Diagonal, nº 59.
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