Foro Social Catalán, un impulso a las luchas
Josep Maria Antentas y Esther Vivas | Viento Sur
La celebración del Foro Social Catalán (FSCat), del 25 al 27 de enero, superó las expectativas de la mayoría de sus organizadores, pero sobre todo sorprendió a amplios sectores y colectivos que habían seguido más de lejos el proceso del FSCat. Unas cinco mil personas participaron en las más de noventa actividades organizadas en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona y una cifra similar asistió a la manifestación de clausura.
En un período de fragmentación de las luchas, de algunos intentos previos fallidos de creación de marcos de trabajo unitarios y de una cierta pérdida de interés respecto a los foros sociales (tanto por repetición como por la experiencia del semi-fallido Foro Social Mediterráneo) parecía difícil que el proyecto de un “Foro Social Catalán” fuera capaz de generar una dinámica de trabajo unitaria y actuar como polo de atracción. La buena acogida del FSCat demostró que después de un largo período de dispersión y de repliegue, buena parte de las organizaciones y movimientos sociales catalanes sentían la necesidad de encontrarse y de juntar fuerzas.
A grandes rasgos podríamos señalar que el éxito del Foro Social Catalán se refleja en tres aspectos. En primer lugar, en el numeroso público asistente al conjunto de las actividades que desbordó el aforo de más de un seminario. En segundo lugar, en el buen clima, en la calidad de muchos de los debates y en la creación de sinergias entre distintos colectivos a raíz, especialmente, de los procesos de unificación y fusión de los seminarios (las más de cien propuestas tuvieron que reducirse a 48 por limitaciones de espacio).
Un tercer aspecto que refleja el éxito del Foro fue la buena sintonía que hubo entre el núcleo promotor, a pesar de la heterogeneidad ideológica y sectorial de sus miembros. El Foro se caracterizó por un tono radical general, tanto en la forma como en el discurso. Los sectores más anticapitalistas y combativos implicados en el proceso arrastraron desde un buen principio al FSCat hacia a la izquierda y hacia “abajo”, buscando su ligazón con las luchas reales. La organización del FSCat, en todo momento partió de un trabajo asambleario, horizontal y autogestionario que priorizó la realización de seminarios en paralelo y en “igualdad de condiciones” antes que la celebración de grandes conferencias, a la vez que apostó la autofinanciación y por un presupuesto ajustado y trabajo íntegramente voluntario.
En lo que respecta al mensaje, el FSCat transmitió un discurso combativo, tuvo un perfil militante y activista y dio voz a las luchas más actuales y de base. De este modo, en los actos centrales se dio la palabra a los trabajadores de empresas en lucha, a la solidaridad con la causa palestina, al movimiento feminista, a los profesores en pie de huelga… El FSCat, apareció, en definitiva, como una expresión de las luchas en curso, tal y como quedó reflejado en la Asamblea de Movimientos Sociales cuya preparación estuvo plenamente integrada en la propia dinámica del Foro.
A partir de ahora hay que aprovechar el impulso dado por el FSCat para intentar consolidar un marco de encuentro entre amplios sectores y organizaciones sociales. Habrá que trabajar para que la Asamblea de Movimientos Sociales sirva como un espacio de convergencia, de articulación y de establecimiento de solidaridades mutuas (aunque muchas veces éstas tengan dificultades para pasar del terreno simbólico al real).
El buen clima en el que se desarrolló el FSCat, la Asamblea de Movimientos Sociales y las valoraciones positivas hechas a posteriori por parte de diferentes sectores son un buen punto de partida para dar continuidad a este espacio de trabajo y marcar un cierto punto de inflexión en la dinámica de los últimos años.
Artículo publicado en Viento Sur, nº 96, marzo 2008.
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