“Unas pocas empresas deciden lo que comemos”

18/04/2011 at 19:27

Punto y aparte: entrevista a Esther Vivas

Anna Cubillo | Alicante Información

La activista antiglobalización Esther Vivas, autora de libros sobre movimientos sociales y consumo responsable, estuvo en Alicante en las jornadas por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos y ha intervenido en la Semana de la Sostenibilidad de la Universidad de Elche.

¿Qué mueve a Esther Vivas?
Defender el derecho de los pueblos y de las personas a controlar las políticas agrícolas y alimentarias, ya que nos encontramos en un modelo en el cual los que deciden lo que comemos son unas pocas empresas. También participo en varios movimientos, foros sociales y en la organización política Izquierda Anticapitalista porque creo que para cambiar las cosas es fundamental la lucha social pero también una perspectiva política de cambio.

¿Es viable el anticapitalismo en la sociedad de consumo?
Frente a la lógica del modelo actual es necesaria una perspectiva anticapitalista de cambio, porque se ha demostrado que el sistema actual es incompatible con la cobertura de las necesidades de las personas y los derechos de la tierra, y por lo tanto es fundamental cambiar radicalmente el modelo de producción, distribución y consumo, y esto implica no sólo unos cambios políticos sino también una serie de cambios en nuestros hábitos cotidianos.

¿Soberanía alimentaria versus grandes superficies?
Es necesario anteponer las necesidades colectivas de las personas, el derecho a la alimentación, acceder a los recursos naturales, a la tierra, al agua y a las semillas por encima de una lógica empresarial privatizadora que hoy es la que regula el modelo agrícola y alimentario, y donde los supermercados tienen un poder de control muy grande y que acaba determinando nuestra alimentación. De hecho, esta lógica nos ha conducido a la actual crisis alimentaria en los países del Sur pero también a la erosión de la agricultura campesina y de un consumo saludable en el Norte.

¿Qué hay detrás de la segunda revolución verde?
Es la respuesta que dan las instituciones internacionales, entre ellas también la FAO, para acabar con el hambre en el mundo, pero las soluciones que ellos nos presentan a partir de una nueva revolución verde son falsas, porque nos quieren hacer creer que las mismas políticas que nos han conducido a la crisis alimentaria nos sacaran de la misma y esto es imposible. Han sido incapaces de alimentar al mundo a pesar de que hoy en día hay más comida que nunca en la historia a nivel planetario. Hoy el problema está en el acceso a los alimentos, no se trata de un problema de producción, como señalan estas instituciones.

La juventud europea y árabe se han indignado, ¿qué pasa en España?
Hoy en día está pesando mucho la resignación, el escepticismo frente a la crisis y es necesario convertir este miedo en rabia, en indignación y en movilización. Muchas personas están indignadas y tienen claro que este sistema no funciona pero a veces no se considera que el sistema se pueda cambiar, que haya una alternativa y es necesario dejar bien claro que si nos organizamos y salimos a la calle, si planteamos propuestas políticas podemos conseguir cambios significativos, y esto es lo que nos han demostrado las revueltas de estos últimos meses en el mundo árabe y en el Magreb.

¿Es quizá el miedo a ser criminalizados como antisistema lo que paraliza al pueblo?
Hay una creciente criminalización por parte del status quo, los medios de comunicación… Hay una voluntad de desacreditar a aquellos que plantean alternativas desde un punto de vista altermundialista, antiglobalización, anticapitalista. Pero hoy quien se tiene que justificar es el propio sistema que nos ha conducido a la crisis y no aquellos que planteamos alternativas. Cada vez el malestar social es más grande y esto tarde o temprano acabará implicando una movilización social fuerte.

¿Dónde ha quedado ese cambio que se esperaba en el sistema como resultado de la crisis?
Las respuestas frente a la crisis por parte de los gobiernos fue más un discurso de marketing que de voluntad política real. Desde que estalló la crisis, lo que han hecho los gobiernos ha sido salvar a los bancos, aquellos que nos condujeron a la crisis, y hacer una serie de reformas para apuntalar el sistema y que siguiera funcionando. Quien está pagando hoy la crisis es la gente de la calle y no los que nos condujeron a ella. Esto refleja la alta connivencia que existe entre las elites políticas y económicas, por eso es fundamental plantear otra manera de hacer política desde abajo.

¿Y el no a la guerra en el caso de Libia?
Han salido muchas personas a la calle contra la guerra en Libia dejando bien claro que no se quieren dictadores, que no se quiere intervención militar y que estamos con los pueblos en lucha. A pesar de que el movimiento no se puede comprar con el de los años 2003-2004 contra la guerra en Irak, sí que hay una opinión pública, gente en movimientos sociales que tenemos muy claro que la guerra de Libia es una guerra por el petróleo, por los recursos naturales y por el control de la región por las grandes potencias americanas y europeas.

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